sábado, 5 de julio de 2014

Un hijo de River: El león de San Pablo

Un hijo de River fué el león de San Pablo

El subcapitán de la selección, nuestro Javier Mascherano no sólo es figura en la Selección, sino que además es el técnico en la cancha: ordena, juega y analiza: “Yo pensaba que Suiza nos convenía más que otro”
por Miguel Angel Bertolotto en

Hay tres indicios diáfanos que sintetizan la forma en que Javier Mascherano jugó estos octavos de final contra Suiza. Y debemos ser puntuales para entender, aún más, que la valentía del subcapitán está por encima de sus propias limitaciones.
No hace falta profundizar demasiado en una obviedad: la pegada no es una de las virtudes distintivas de Mascherano. Por eso, salvo excepciones (la notable asistencia a Di María, en la maniobra que desembocó en el primer gol de Messi contra Nigeria), su aporte en la creación de la Selección en pocas ocasiones produce desequilibrios. 
Sin embargo, no lo ata ningún prejuicio cuando cree que hay que tocar todas las teclas -aun en las que desafina- para enderezar el rumbo (errado) del equipo. Mascherano sabía que la clasificación pendía de un hilo, o de una lotería, si el desarrollo concluía en la ejecución de penales. 
 Entonces, tomó la lanza como tantas veces en sus 102 presentaciones con la Selección. Y empujó. Y cortó. gritó. Y metió. Y ordenó. Y contagió. Y corrió, no con la velocidad supersónica de Di María, pero sí a su modo. Es decir: hizo lo que hizo toda su vida, pero además se animó a lo que comentábamos al principio de esta crónica. A jugar, por pasajes aislados, de lo que no suele jugar. Y vale la actitud, por supuesto. Vale tanto que, entre todas sus contribuciones, se estacionó con holgura en la zona de las figuras de una Selección que sufrió más de la cuenta para firmar su pasaporte a cuartos.
A la hora de las reflexiones, ya con la seguridad de tener la clasificación en el bolsillo, Masche entregó una mirada condescendiente con la faena argentina. “La verdad es que merecimos ganar en los 90 minutos; tiramos al arco en 22 oportunidades”, remarcó. Y, analítico como pocos en el plantel, se refirió al planteo de una Suiza que sorprendió a Argentina. 
 “Este Mundial es muy táctico. Yo pensaba que Suiza era un adversario que nos convenía más que otro, porque lo vi contra Francia y dejó muchos espacios; tantos, que la golearon. Pero hoy no jugó así. Se metió atrás, como habían hecho los tres rivales anteriores en la clasificación, y entonces todo se hizo muy difícil. Cuando se cierran atrás y defienden con mucha gente, a veces no se puede quebrarlos”.
Mascherano escribió otro capítulo de su viejo romance con la Selección. Quizás, éste se pueda titular: El león de San Pablo. Nadie se va a animar a desmentirlo.

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