domingo, 4 de febrero de 2018

La noche mágica de Nacho Scocco


 Ganar como objetivo 
por El patadura Observador

En ventas, hay varias formas de llegar a un objetivo. Están los metódicos que aplican un plan a la perfección que suele llevarlos al éxito. Otros en cambio, meten una o dos operaciones rimbombantes y luego regulan y van haciendo otras más chicas. 

Un tercer grupo está formado por aquellos ejecutivos de cuenta que hasta el último minuto del último día del mes no saben si van a llegar o no. Generalmente son vendedores que hacen todo “a pulmón” y van por la vida sin planes ni proyectos. 
 Sólo esperan tener la inspiración suficiente para lograr las ventas que necesitan.

Cuando uno ve jugar a River no sabe muy bien qué método va a usar para ganar el partido. Se supone que Marcelo Gallardo y su equipo técnico son gente capaz de planificar un encuentro, tratando de explotar tanto las fortalezas propias como las debilidades del rival. Pero esto no se ve en la cancha. 

Hay muchas cosas que parecen más improvisadas que sacadas de un plan maestro.
Entonces pasamos a creer que la Banda se ubica en el grupo de los que dan una o dos estocadas y luego se defienden con la tenencia de la pelota. Pero esto tampoco es cierto. El pasado reciente nos demuestra que perdimos partidos que creíamos tener en el buche.

Es así que los hechos nos demuestran que somos hinchas de un equipo imprevisible. Siempre juegan a ganar, pero nunca se sabe si lo van a lograr. No importa si enfrente está el puntero o el último porque todos los rivales se hacen difíciles. Y eso que estamos jugando un torneo en el que sobran varios equipos.

Lo visto ayer es una muestra de lo que digo. Olimpo no tiene nada y es consciente de eso. Entonces se paró de contraataque y trató de pegar en la primera jugada de cada tiempo. Si no hubiera atajado Armani, probablemente se podrían haber llevado algún punto del Monumental.

River, en cambio, se volvió a sentir incómodo con el protagonismo del partido. Depende demasiado de las inspiraciones personales y carece de un funcionamiento aceitado. Ayer Nacho Scocco se disfrazó de megaestrella mundial e hizo arte. Si no, nos hubiéramos ido con un patético cero a cero.
Sirven los tres puntos. Sirve la semana tranquila. Y sirve el golazo que va a ser tema de conversación 
en todos los medios. 

Pero el DT debe pensar más allá. ¿Qué va a hacer con Nacho Fernández que viene de capa caída hace varios partidos? ¿Y con Enzo Pérez que no encuentra su lugar en la cancha y se superpone con sus compañeros? ¿Cómo va a hacer para que el equipo cree situaciones de gol el día que el rival se meta atrás y ni Nacho, ni Pity estén inspirados?

Si bien van recién dos partidos oficiales en el año, todavía no se ve el trabajo de la pretemporada. Y cada vez falta menos para el partido con Boca. Encuentro que, por otra parte, definirá una copa. 

Y por lo menos a mí me gustaría llegar a ese partido con un plan y sabiendo qué voy a hacer para lograr mi objetivo. Si después, por esas cosas del fútbol, el plan falla recién ahí le prendería una vela a los distintos para que ganen el partido. Hacerlo al revés, podría ser peligroso y salirnos muy caro.

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