Muñeco conduccion
Una vez en Montevideo, y otra oportunidad en un prestigiosio restaurante donde sirven ‘chivito uruguayo’. El mensaje de Gallardo fue claro: River debe volver a ser como era River.
Un equipo que piense en el que arco rival, y que por tanto realice sus movimientos defensivos de manera acoplada con el ataque. Un River que arriesgue, que realice apuestas y que por sobre todo, deje todo en su máximo pontencial.
Quizás Gallardo no lo sabía, pero en esos dos encuentros, lo había convencido. Finalmente llegó la confirmación.
Claro, con el pequeño detalle de que quien salía era el entrenador más querido y ganador de la historia de River, que se había retirado fiel a su estilo como campeón.
Gallardo aviso que para ejecutar su plan necesitaba que regresen Mora y Sánchez y le pidió a Francescoli que le traiga a Pisculichi.
Francescoli le preguntó si estaba seguro y Marcelo fue claro: “Si Enzo. Ya hablé con él y quiere la gloria”, esa tarde esa frase corta pero contundente cerró la llegada de Piscu a Nuñez.
Gallardo no realizó cambios ni tampoco mejoras en relación al equipo pergeñado por Ramón Díaz, lo que realizó con el equipo fue una evolución.
Tomó las sociedades ya probadas y el conocienmiento previo, sumado al espaldarazo que le propinaba al equipo haber sido campeón y trabajó con esa base en post de ejecutar su plan. Para poder construir, dicen, es necesaria una base solida; River la tenía y Gallardo la usufructuó.
Varios de los roles de liderazgo hoy están cuestionados y resulta más dificil aún que esos “lideres” sean escuchados y seguidos cuando proponen cambios, asumen riesgos y lo hacen dentro de un grupo qué, como este de River, venía de terminar en el primer lugar.
Los jugadores entendieron que más allá de los títulos, el plan de Gallardo llevaba a una profundidad que tenía que ver con el volver a ser.
River se transformó en un equipo que dió gusto ver jugar, mientras pudo pero que tuvo una entrega y un compromiso que se mantuvo siempre y que nunca fue negociable.
Pudo jugar mejor o hacerlo peor, pero River asumió siempre el rol de protagonista de las situaciones, así hasta mostrando sus propias falencias. Eso es mérito del entrenador y es sin duda, su premio más loable.
Si la vida es muchas veces ingrata, el futbol claro que también lo és. Por eso, y para confirmación de lo trabajado este equipo necesitaba un título, y lo consiguió.
Pero más allá de eso, el trofeo de la Sudamericana parece insignificante comparado con el trofeo ya levantado por Gallardo.
Ese que se ganó por volver a enamorar al público de Nuñez, que volvió a sentirse orgulloso de su equipo. Hoy River se siente el mejor, y hace todo lo posible para demostrarlo.
Gallardo quebró en llanto y al final, le dedicó a su madre el título obtenido. Una madre que no está presente fisicamente pero que seguramente habrá logrado escuchar, los aplausos y ovaciones que su hijo recibió.
No solo por ser el DT del River campeón. No solamente porque Marcelo se transformó en la primer persona en ganar un título internacional en River como jugador y entrenador.
Sino también porque a través de la conducción del ‘Muñeco’, River volvió a sentirse como antes. Y ahora, con las bases solidas y su conducción, goza de un futuro promisorio con la sensación de que su gente otra vez se siente en casa.
por Juan Bindi
http://cambiotactico.com/muneco-conduccion/
Muchas felicitaciones a todo el pueblo riverplatense por este gran logro internacional-
ResponderEliminarRiver empieza a volver a ser River
Abrazo riverplatense